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En una de las últimas entradas de nuestro blog del mes de agosto introdujimos el concepto de Huella de Carbono, analizando su utilidad, los tipos de Huella (de producto o corporativa), así como los beneficios que supone su conocimiento y cálculo.

Hoy nos ocupamos de las normas y protocolos que actualmente permiten el cálculo y certificación de la Huella de Carbono en el mercado.

¿Cuáles son las normas y protocolos que actualmente se utilizan para el cálculo de la Huella de Carbono?

La mayoría de proyectos de huella de carbono de producto han sido desarrollados con la especificación inglesa PAS 2050, la cual ha tenido recientemente una revisión (2011) que sustituye a la versión anterior (2008). La PAS 2050 es una especificación pública para medir las emisiones de gases de efecto invernadero de bienes y servicios a lo largo de su ciclo de vida, elaborada por la compañía británica Carbon Trust, junto con el Defra y la BSI British Standards. Otro de los estándares de referencia para el cálculo de la Huella de Carbono es el GHG Protocol, desarrollado por el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) y el World Resources Institute (WRI) en conjunto con empresas y ONGs.

Todas las normas y protocolos existentes se basan en los principios del Análisis del Ciclo de Vida (ACV) y hacen referencia a las normas ISO existentes en esa materia (ISO 14040 e ISO 14044).

¿Hacia dónde nos dirigimos en materia de cálculo de Huella de Carbono?

A fines de este año podría estar terminada la ISO 14067, que será una norma específica para Huella de Carbono y que sigue manteniendo las normas ISO de ciclo de vida como referencia para el cálculo. Esta norma incluye una metodología para el cálculo de la huella de carbono en producto, y su comunicación incluyendo el etiquetado. La norma bajo desarrollo tiene dos partes sobre las cuales están trabajando grupos técnicos, la parte 1 (cuantificación) y la parte 2 (comunicación). Se espera que ambas estén completas en 2012.

La generación de normas sobre medición de huella de carbono por parte de ISO será clave para evitar la proliferación de normas voluntarias de distinto origen cuya aplicación tendría, en otras circunstancias, una repercusión geográfica limitada. Como en tantos otros casos de la normalización de productos y servicios, la adopción de referenciales comúnmente aceptados por los distintos países supone una ventaja a la hora de universalizar la implantación y reconocimiento de éstos.

Imagen|Mickepe