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La transformación hacia una gestión cada vez más sostenible, la reducción de la huella de carbono y regulaciones ambientales exigentes son demandas crecientes que la sociedad hace al sector empresarial y a las administraciones públicas.

Muestra de ello, es la Ley 3/2023 de Economía Circular de Andalucía aprobada en 2023. Dicha Ley nace con el fin de lograr la transición hacia un nuevo modelo de protección ambiental basado en una economía circular, en el que se fomente el uso eficiente de los recursos, se alargue la vida útil de los productos y se minimice la generación de residuos.

Pretende establecer un modelo basado en tres pilares fundamentales: la sociedad, como motor de cambio; la Administración, como fuerza impulsora y facilitadora; y la empresa, como eje vertebrador.

Entre las medidas que aporta esta Ley se menciona la inclusión de cláusulas medioambientales en las distintas fases del proceso de contratación pública o el fomento de la realización de análisis de ciclo de vida de los productos, obras o servicios. Esto demuestra que la gestión ambiental empresarial es ya un elemento fundamental en la estrategia empresarial moderna. Aquellas empresas que puedan abordar este desafío y aprovechar las tendencias emergentes estarán mejor posicionadas para acceder a contratos importantes bien sea en el sector público o en el privado.

La empresa que se comprometa con la economía circular y con una gestión sostenible tendrá que trabajar para:

  • Mejorar la eficiencia en el uso de la energía mejorando sus costes operativos y su rentabilidad. Además, reduce las emisiones y por tanto la huella de carbono.
  • Gestionar el agua de manera responsable, implementar tecnologías de reciclaje y reutilización del agua pueden contribuir significativamente a la conservación de este recurso vital.
  • Reducir la cantidad de residuos generados durante su proceso de producción y promover la separación y reciclaje de los mismos.
  • Optimizar la cadena de suministro seleccionando proveedores comprometidos con la sostenibilidad, y que apliquen buenas prácticas para reducir el impacto ambiental asociado a los materiales y productos que vende.
  • Considerar el ciclo de vida completo de los productos, desde la fabricación hasta la venta, para contemplar desde el diseño la minimización del impacto ambiental.
  • Optimizar las rutas de transporte, utilizar vehículos más eficientes y promover prácticas de conducción eficiente, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire.
  • Adoptar tecnologías más limpias y respetuosas con el medio ambiente, como la energía renovable y procesos de producción más limpios, puede ayudar a disminuir la contaminación y el agotamiento de recursos.

Y en este camino hacia la economía circular y la gestión cada vez más sostenible de la empresa, éstas pueden servirse de herramientas como: la norma ISO 14001, Cálculo de la Huellas de Carbono,  del Análisis y Evaluación del Riesgo Ambiental según la norma UNE 150008 o de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Imagen: freepick